No Rayes Santiago

El lesbianismo es una enzima… de otra!!!

Por Nicolás Arancibia L.

Millones son los momentos que conforman nuestras vidas pero, no me cabe duda, aquellas conversaciones que dan origen a sueños y proyectos son el verdadero privilegio de la existencia. Estos ensayos anónimos, ejercicios inofensivos, representados en diálogos, resultan ser la expresión más grata de la convivencia diaria. Y luego, la espontánea voluntad de querer llevar a cabo estas ideas, da cuenta de la maravillosa posibilidad de hacer cosas, pequeñas la mayoría de las veces, significativas otras tantas. Es el caso de esta simple pero añorada publicación, fruto de la necesidad de compartir esta galería anónima, genial y desinhibida de grafittis.

El libro es el medio, el soporte de esta muestra, pero lo que realmente nos hace valorar esta experiencia es el largo y conversado proceso, que involucró ganas, trabajo, paciencia y mucho tiempo. Valió la pena lanzarse, pero, sobre todo, sumarle algo más a estos cortos años que pasan.

Perseverar en la realización de este cuerdo disparate ha sido la evidencia más latente de nuestra inquietud y gusto por probar algo nuevo y distinto, que a su vez permite revivir en muchos el conocimiento de tan singular expresión popular.

Mis agradecimientos a los escritores anónimos que me generaron la inquietud de recopilar sus mensajes en este libro.

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No Rayes Santiago

Raye no más…

Por Matías González R.

Esta tardé llegué a Valparaíso, y quien dice Valparaíso dice mar, puerto, marinero, gente en tránsito, lectura de montes cubiertos de pixeles de colores, estudiantes, turistas, perros, putas, artistas, el color, cuestas, escaleras, nubes, boleros, tango, ahora escuchamos batucadas de tambores en las calles, rincones, cientos de rincones, un laberinto, los muelles, el puerto, paisaje que pide se cuente un cuento de mar, se pone el sol, me pierdo, encuentro un bar donde seguir perdiéndome, personajes de un extraño sueño, “el pajarito” con su sombrero de capitán, laura, una flor en el pelo, el rouge corrido de tanto besar, el rímel oscuro marca el camino de una lágrima de amor desgarrado, todos bebemos, me pierdo, me ahogan las voces, camino al baño, espacio de silencio, estoy solo, finalmente alcanzo este espacio íntimo, abro los ojos, manchas, sombras, los signos están ahí, las palabras, frases simples, mensajes, respuesta a dichos mensajes, verdades, otras tantas mentiras, todo se puede decir en este espacio, palabras sin sentido, algunas revelaciones, revolución, los colores como reflejo al recuerdo de los cerros de un Valparaíso en la memoria, salgo, otra puerta, me meto al baño de mujeres, leo, salgo a la calle, entro a otro bar, tomo otra copa de tinto, me pierdo, termino en otro baño, cientos de bares, cientos de baños, entonces descubro que las callejuelas, los pasajes de esta ciudad, en la noche se transforman, se convierten en baños al paso, sus muros son donde vuelcan espontáneas inquietudes, grafitis veloces sobre los que escribir un testimonio, sigo leyendo, camino, una puerta más, un bar, la barra, una cerveza esta vez, al fondo a la derecha el baño, el embrujo, los signos como señales se comunican entre ellos para formar un mensaje, formas involuntarias que se han deslizado furtivamente, impulsivamente, íntimamente sobre estos muros, yo espectador, delincuente visual, descifrando la presencia de otros individuos, la frase banal en este lugar banal actúa como himno sagrado, recorro los rincones, huellas, la realidad permanece escondida, me concentro en un recuadro azul, culebra roja sobre trazos negros, sobre lo que está escrito “cree en mi silencio”, necesito unos minutos, miro abajo, lloro, corro el papel para limpiarme, junto a unas manchas de origen dudoso “que alguien me diga cómo se olvida”, toco con mi mano el muro y pienso, hay capas, muchas capas de pintura, permanentemente van pintando sobre ellas, un intento de borrar estos textos, para que nuevos viajeros vuelvan a expresarse, intento leer todas las capas simultaneas, agarro una punta de la pintura celeste, voy tirando y desgarro una piel, bajo ésta aparece un desesperado “sergio, regresa por la cresta”, confesiones anónimas, pienso en Valparaíso, pienso encontrar testimonios de marineros, largas temporadas en alta mar y el encuentro catártico con la tierra, viajeros en tránsito, poetas lejanos, mas sólo encuentro palabras universales, el amor, las penas, el humor, parecen ser las mismas para todos, pienso, hoy, es verdad que Valparaíso aun es un puerto?